Condimentar una ensalada es todo un arte. Aliñar con acierto hace que un plato triste y aburrido para el paladar se convierta en una delicia para los sentidos. La cantidad justa de sal, el toque dulce de una cucharadita de miel, o el toque exclusivo de un vinagre de frambuesas marcarán la diferencia entre un plato sabrosón y uno totalmente insípido.
Exactamente lo mismo sucede en el mundo de la formación online. Si le presentas al alumno un plato de formación sin aliñar, lo más probable es que esta se quede a medio hacer. Si por el contrario la sazonas correctamente, seguramente el alumno llegue hasta el final. Y si rizas el rizo y te las das de chef elaborando un aderezo sorprendente, es casi seguro que el alumno, además de “comerse” la formación a bocados, te diga que le ha gustado mucho.
Al igual que muchas personas en los fogones no ven vida más allá de la ensalada, a otras tantas les sucede lo mismo en el campo de la formación online: no ven más allá del clásico plato de formación “pasa pantalla” con aliño de foro para las dudas y aroma de test de evaluación final.
¿Quieres una buena receta de “ensalada online”?
Aquí te dejo cinco “ingredientes” para que tu aliño virtual sorprenda y deje el mejor de los regustos en los paladares de tus alumnos de e-learning.
Ingrediente #1: 100 gramos de libertad de progresión.
Como sé que este es difícil, te dejo un audio para que te lo pongas en bucle y escuches una y otra vez el que debería ser el mantra de todo creador de contenidos y formador online: No limitaré el avance de mis alumnos en vano.
Por más empeño que pongas, pasar diez minutos forzosamente en una pantalla no hará que tu alumno aprenda más, y lo que es peor, seguramente acabará agarrándose un cabreo monumental si le haces detenerse en aspectos que ya conoce o sobre los que ya tiene suficiente bagaje.
Diseña tu curso en función de los objetivos que deberá alcanzar y olvídate de medir el tiempo que pasa en cada pantalla. Este tipo de mediciones son una herencia del modelo clásico de formación en el aula basado en la presencialidad más que en la consecución de los objetivos.
Ingrediente #2: Una pizca de información extra.
¿Has probado alguna vez esas ensaladas modernas que hacen ahora los chefs hipsters? Sí, me refiero a esas que llevan tantos ingredientes en el aliño que uno ya no sabe ni lo que está comiendo.
Pues lo dicho, en el mundo del e-learning, muchas veces menos es más: concreta, ofrece como máximo cinco recursos, cinco webs que vistar, cinco blogs, cinco programas que probar… no te cargues la “ensalada” con el clásico “101 recursos para xxx”, “30 ideas para mejorar yyy” o “las mil y una historias que debes conocer para zzz”.
En mi experiencia solo un 1 % de los participantes en un curso online consulta todos los recursos que le propones. La mayor parte de las veces proponer un exceso de recursos deriva en parálisis por exceso de información. Menos es más en e-learning.
Recuerda por un instante que tus alumnos también tienen amigos/familia que atender y los pobres disponen de exactamente las mismas 24 horas diarias que tú tienes. No confundir online con abierto hasta el amanecer.
Ingrediente #3: medio litro de sencillez.
¿Eres de esas personas que se empeña en cocinar de la misma forma para toda la familia ya sea un padre de 100 kilos, una madre deportista, un hijo tirillas o una hija en plena adolescencia?
No puede ser. Al igual que las necesidades nutricionales de cada persona son diferentes, cada formación, cada temática, cada enfoque didáctico tiene sus características particulares y requiere de un entorno tecnológico diferente, con herramientas adecuadas.
Hace poco he formado a parados de larga duración con baja e incluso nula alfabetización digital. En ese caso, me ha venido de perlas usar Chamilo LMS dado que su interfaz es sencilla y muy intuitiva y me permite ir agregando herramientas a medida que los alumnos van ganando seguridad en el entorno. Pero en otras ocasiones, me he decantado por no usar un LMS y distribuir el contenido directamente en una tablet para que los comerciales sin conexión a internet pudiesen aprender a reparar máquinas expendedoras.
Como dice el refranero popular: a cada rey, su trono.
Ingrediente #4: 30 gr de compañía.
Una lechuga sola en un plato, por muy bien aliñada que esté, no hace una ensalada. El aprendizaje no siempre se puede dar en solitario y en la mayor parte de las ocasiones mejora cuando existe interacción con los demás.
Según el psiquiatra estadounidense William Glasser, aprendemos el 70 % de lo que discutimos con otras personas; así que bien merece la pena añadirle a la ensalada algún que otro compañero para mejorar el aprendizaje en nuestras formaciones.
Para que un grupo online se conozca y pierda el miedo a interaccionar no llega con el típico foro de presentaciones online que nadie lee. Propón a tus alumnos cosas diferentes como que contacten de dos en dos y se tutoricen durante la formación con reuniones semanales de progreso, intenta propiciar encuentros presenciales ocasionales si la procedencia de los alumnos lo permite, crea grupos y espacios de trabajo en tu curso, realiza sesiones de videoconferencia con formatos interactivos para corregir determinados trabajos, propón la creación de un temario a través de un wiki en el curso… deja volar tu imaginación y sé creativo.
Ingrediente #5: Una cucharada de caducidad.
Sí, soy muy pesada, ya lo sé, pero cuando agarro una metáfora no soy capaz de dejarla hasta el final del artículo, así que vuelvo a la carga… ¿Te comerías una ensalada que lleva un año en el mostrador de un restaurante? Yo tendría que tener mucha hambre para hacerlo. Por eso me dan tanto repelús los cursos a los que he acuñado como “infinity e-elarning”. Defino así a aquellos cursos que, con la excusa de que son online, pasan a ser cursos que duran toda la vida para supuestamente darte más facilidades para realizarlos.
En mi opinión, nada más lejos de la realidad (y si eres procrastinador/a como yo, ya ni te cuento). Si te dejan todo el tiempo del mundo para hacer una cosa suele pasar algo de lo siguiente: te tiendes a relajar y acabas teniendo la sensación de que llevas toda la vida en ese curso; te entra estrés porque no sabes cuándo va a terminar el curso; o lo haces todo el primer día o el último… ¿a que sí?
A nuestro cerebro, que es un poco cuadriculado, le gusta saber cuándo empiezan y acaban las cosas. Si acotamos bien los tiempos de nuestra formación online todo serán beneficios ya que podremos organizar mejor los grupos, dejar margen para los que tienen horarios más apretados y lo más importante podremos pedirle a esos cerebros sobreestimulados por todas las redes sociales que tienen alrededor que hagan un esfuerzo corto en el tiempo para centrarse en lo que tienen que aprender.
Yo ya he compartido mi receta para ir más allá de la sal y la pimienta en tus formaciones. Ahora te toca a tí… ¿cuál es tu receta para evitar formaciones online aburridas?
Autora.
Para el artículo de esta semana he invitado a escribir a Noa Orizales. Noa lleva en el mundillo del e-learning desde el 2006. Es co-fundadora de la Asociación sin ánimo de lucro Chamilo, y compagina actualmente la gestión de su empresa Contidos Dixitais con la dinamización de la comunidad Chamilo a nivel mundial a través de su cargo como coordinadora de comunicación de la Asociación. Fanática de Chamilo hasta la médula y defensora acérrima del software libre y de un modelo de desarrollo empresarial basado en la colaboración y no en la competición, lleva años demostrando que se puede trabajar desde lo local en un entorno global.
En lo personal: vegetariana, amante de los animales, semi-deportista y “habladora-por-los-codos”, y aunque no es muy fan de las redes sociales, la encontrarás en las más populares, siempre buscando nuevos proyectos a los que aportar.
Y tú, ¿cómo haces para que los contenidos de tus cursos y formaciones sean más atractivos y apetecibles?