Ahora mismo estoy escribiendo en el avión, volviendo de Ginebra, tras facilitar un training a un grupo de 17 compañeros de distintos países. Me gusta repasar cada uno de los ejercicios de las sesiones, tomar nota de lo que ha funcionado y reflexionar sobre lo que podría mejorar. A veces, una dinámica puede ser muy participativa, pero si no siento que se haya cumplido el objetivo, la examino de arriba abajo para ver qué ajustes son necesarios.
Algo que valoro mucho de la empresa en la que trabajo es que facilita que la gente se exprese con cercanía y abiertamente. En este tipo de trainings hay perfiles de todo tipo: técnicos, gerentes, jefes de producto, vendedores, responsables de marketing, etc. Todas las opiniones son escuchadas y consideras. Se da valor a la idea, con independencia de quién la comparta.
Hace tiempo leí el resumen de un libro sobre cómo gestionar equipos internacionales. Dependiendo de la nacionalidad de los integrantes, describía algunos rasgos probables de su personalidad y sugería algunas recomendaciones. El libro se titula Riding the Waves of Culture. Understanding Diversity in Global Business (Cabalgando sobre las olas de la cultura. Entendiendo la diversidad en los negocios globales) escrito por Fons Trompenaars y Charles Hampden-Turner. En él, los autores analizan siete aspectos culturales, y clasifican los países según los resultados de más de 30.000 de encuestas realizadas.
Estos siete aspectos son:
1 Reglas vs. Relaciones.
Hay países en donde la gente da gran importancia a las leyes, las reglas, los valores y las obligaciones. Estas reglas se anteponen a las relaciones personales. Una persona no mentiría para proteger a un amigo que ha infligido una ley o cometido una falta. Culturas típicas de este pensamiento son EE.UU., Canadá, Reino Unido, Alemania, Países Bajos, Escandinavia, Nueva Zelanda, Australia, Suiza, Japón e Indonesia.
En cambio, en otros países, la gente cree que cada circunstancia, cada relación, dicta las reglas a aplicar en ese momento. Su respuesta ante una determinada situación puede variar dependiendo del momento y de la persona que esté involucrada. Sus habitantes a veces anteponen el bien universal ante las normas o leyes que consideran injustas. Países con esta cultura son Rusia, Latino America, China, Korea del Sur, o países mediterráneos como España, Italia, Portugal y Grecia.
2 Individuo vs. Grupo.
En algunos países la gente cree en la libertad personal y la capacidad para progresar de uno mismo. Creen que uno es el responsable de sus decisiones y, por tanto, también de las consecuencias. Cada uno debe cuidar de sí mismo y de los suyos. Culturas típicas de este pensamiento serían EE.UU., Canadá, Reino Unido, Escandinavia, Nueva Zelanda, Australia o Suiza.
En otras culturas, la gente cree que la comunidad es más fuerte que el individuo. El grupo proporciona ayuda y seguridad, a cambio de la pertenencia y colaboración. Países con esta cultura son Latino América, Francia, África y Japón.
3 Relaciones.
Hay países en los que la gente separa su vida personal de su vida laboral. Creen que las relaciones personales no tienen mucha importancia para conseguir sus objetivos en el trabajo. Aunque mantener buenas relaciones es deseable, piensan que las personas pueden trabajar juntas incluso aunque no haya una buena relación. Podríamos incluir aquí a EE.UU., Reino Unido, Suiza, Escandinavia, Alemania y Países Bajos.
En otros, las personas consideran que es esencial tener una buena relación para conseguir los objetivos en el trabajo. Dedican horas fuera del horario laboral con compañeros y clientes para construir esas relaciones. Culturas así se dan en Argentina, Rusia, España, India y China.
4 Emociones.
En algunos países la gente hace un esfuerzo por controlar sus emociones. La razón dirige sus acciones mucho más que las emociones. La gente trata de no revelar lo que está pensando o sintiendo. Países así son EE.UU., Reino Unido, Suiza, Escandinavia, Alemania, Etiopía, y Países Bajos.
En otros, la gente muestra sus emociones de forma espontánea, incluso en el trabajo. En estas culturas está aceptado expresar las emociones. Países así son Argentina, Rusia, España, Italia, Francia, India y China.
5 Estatus.
En algunos países la gente valora a otros por lo que hacen, con independencia de su posición o rango. Esto incluye a EE.UU., Canadá, Australia y Escandinavia.
En otras culturas se valora a otros por el cargo, título o puesto que ocupan. Esto determina cómo se comporta la gente ante esa persona. Una cultura así se da en países como Francia, Italia, Japón y Arabia Saudí.
6 Tiempo.
Hay países en los que la gente aprecia que las cosas sucedan con un orden lógico. Se valora la puntualidad, los planes, y cumplir dichos planes de forma estricta. El tiempo es dinero, y a la gente no le gusta que otros abusen del mismo o le cambien los horarios. Países así son Alemania, EE.UU. y Reino Unido.
En otros países, pasado, presente y futuro se ven entrelazados. Normalmente, se trabaja en varios proyectos a la vez y los planes se entienden como algo dinámico que puede ir cambiando. Esto incluye culturas como la de Japón, Argentina y México.
7 Entorno.
En algunos países la gente cree que puede manipular su entorno para alcanzar sus objetivos. Esto incluye la forma en la que se trabaja en equipo o con otras organizaciones para controlar elementos políticos, económicos o sociales. Países así son Israel, EE.UU., Australia, Noruega, Nueva Zelanda y Reino Unido.
En otras culturas la gente piensa que el entorno o la naturaleza son las que marcan las reglas. En el trabajo y en las relaciones personales, centran las acciones en el otro, intentando evitar el conflicto. Algunos países así son China, Rusia y Arabia Saudí.
Mi experiencia.
Sin embargo, en mi experiencia, estos estereotipos rara vez se cumplen. He tenido la suerte de conocer mucha gente de distintas nacionalidades en reuniones y cursos. Y estas características a veces se daban, pero en muchas otras ocasiones no. También, es cierto que la cultura de la empresa sesga y homogeneíza el perfil de los empleados.
Como decía, la nacionalidad suele ser irrelevante para mí, en cuanto conocer a la persona se refiere. Cuando me presento en uno de estos cursos me aporta mucha más información la forma en que la persona aprieta la mano al saludarnos por primera vez, y su expresión corporal.
No digo que no haya diferencias culturales entre países. Y tampoco niego que estudiando a miles de sujetos en cada país la mayoría presenten unas características comunes. Sin embargo, a la hora de conocer a alguien, no presto atención a esto. Ante mí tengo una persona individual y única, con sus experiencias, deseos y preocupaciones. Y puede que encaje en esa media, o que no se ajuste en absoluto, como me ha demostrado la experiencia.
Además, si tratas a una persona asumiendo que ya conoces parte de ella por su nacionalidad, estarás condicionando tus reacciones, y seguro, también las suyas. Las personas responden de acuerdo con la forma en la que nos dirigimos a ellas. Al prejuzgar hay una probabilidad muy alta de perder la oportunidad de conectar realmente.
Por otra parte, sería bastante ingenuo pensar que toda la riqueza humana y las experiencias que una persona lleva consigo se pueden resumir en un par de recomendaciones culturales. Y es más así, en un entorno global, interconectado, donde la gente puede verse influenciada por varias culturas diferentes al mismo tiempo.
Del mismo modo, creo que es importante no prejuzgar a la gente por otras condiciones, como su puesto de trabajo. Cuando estudiaba Telecomunicaciones, siempre se decía que los “telecos” éramos los “empollones”. De hecho, he conseguido recuperar una foto que se enviaba por el messenger para convocar algunas fiestas (me encanta el detalle del mantel de cuadros). Y sin embargo, allí conocí gente estupenda: creativa, fiestera, y no muy cercana a lo que esperarías de un “teleco”. Quizá, el tiempo y la distancia también van mejorando los recuerdos que tengo de aquella etapa.
Kumar, nuestro guía del viaje de novios en Sri Lanka, siempre le decía a mi mujer:
“Patricia, déjate sorprender”.
Pues eso, a la hora de conocer gente, olvida los estereotipos y…
¡déjate sorprender!.
Me despido ya. Acaban de apagar las luces de la cabina del avión para aterrizar, y es hora de contemplar el espectáculo de Madrid iluminado de noche.
Si tú también trabajas en un entorno multicultural, te agradeceré que compartas tu experiencia, recomendaciones o retos que esto supone.