En este artículo comparto contigo ideas de productos digitales (formatos y tipos de infoproductos) y servicios online con los que compartir tus conocimientos en internet.
Desde que empecé Learning Legendario he tenido la suerte de poder conocer a muchos profesionales de la formación. Uno de los mayores retos que comparten conmigo es cómo dar el salto al online. Muchas personas dedicadas a la formación cuentan con años y años de experiencia haciendo cursos presenciales. Hay quien viaja cada semana a donde haga falta para impartir sus talleres. Y aunque obtienen muy buenas valoraciones, algunos están cansados de esta rutina y buscan un modelo de negocio que pudiera facilitarles conciliar mejor su vida profesional y personal. Otros simplemente se lo plantean como una fuente adicional de ingresos.
Y cuando hablamos, la mayoría piensa en realizar cursos en línea. Trasladar lo que hacen en formato presencial a un formato en video y subirlo a internet. Y no es mala idea pero hay vida más allá de este tipo de formato.
Espero que las ideas que vas a ver en este artículo puedan ayudarte a lanzarte a vender formación online.
Tabla de contenidos
¿Vender mis conocimientos?
Cuando entrevisté a Raúl Maraña de Hotmart, me planteó un símil con el que noté como algo hacía «clic» en mi cabeza y encajaban algunas piezas.
Con Airbnb muchas personas se han animado a alquilar esa habitación vacía que tenían en casa y sacarle un rendimiento económico. Alquilar una estancia no es nada nuevo, pero ahora la tecnología lo hace mucho más fácil.
Con el conocimiento sucede igual. Si te dedicas a la formación es seguro que sabes mucho sobre algunos temas muy específicos. Temas que interesarán a alguien. ¿Por qué no sacarle rendimiento a esos conocimientos? Jamás en la historia de la humanidad ha habido tantas facilidades y herramientas como las que tenemos hoy para hacerlo posible.
Antes de empezar a hacer nada: ¡valida!
No te equivoques. Nadie va a pagarte por lo que sabes, ni por tu experiencia, ni por lo bien que se te da «lo tuyo». Nadie quiere comprar tus conocimientos. ¡¡¡¿Qué me dices Juanda?!!! ¡¡¡Que me da un infarto!!!
Nadie quiere comprar tus conocimientos. Ni los míos. Ni los de nadie. Lo que la gente quiere es resolver sus problemas, comprar soluciones. Por eso, antes de ponerte a desarrollar cualquier tipo de producto o servicio en línea deberías responder a dos preguntas clave:
- Primera: ¿este producto o servicio ayuda a alguien a resolver o evitar un problema real?
- Segunda: ¿cuánto está dispuesto a pagar alguien por resolver o evitar este problema?
Responder a estas dos preguntas es lo que algunos llaman validar y requiere un esfuerzo. No validar es el error número uno de muchísimos creadores de infoproductos. A mí también me ha pasado. Te gusta tanto tu idea, que olvidas responder a esas dos preguntas. Y resulta que lo que iba a ser el éxito de la década, no lo es porque nadie lo quiere o lo quieren solo algunos, pero gratis.
Si quieres en un próximo artículo podemos hablar de las muchas formas que hay para validar una idea. Algunas pueden ser:
- Google. Cuando buscas en Google con palabras clave relacionadas con tu idea, ¿aparecen sitios web, artículos, vídeos o podcasts? Si además ves anuncios significa que alguien, al igual que tú, ha visto negocio en esa idea.
- Google Trends te permite ver la evolución en la búsqueda de palabras y si hay una tendencia creciente o no.
- AnswerThePublic es un buscador de palabras que muestra las preguntas que hace la gente en los buscadores como Google de forma muy visual.
- Amazon. Cuando consultas en la sección de libros ¿hay libros hablando sobre este tema? Si no hay ninguno puede que tengas en tu mano algo supernovedoso o simplemente, algo que no interesa lo suficiente.
- Redes sociales y chats. ¿Existen grupos en Facebook, LinkedIn o Telegram hablando el tema en cuestión? Si no los hay no te desanimes, puede que tú tengas que crear el primero. Si sí los hay tienes la prueba de que existe el interés.
- Preguntar. Sal a la calle o tira de teléfono y contacta con las personas que creas que se podrían beneficiar más de tu idea. Pregunta que les parecería ese producto o servicio que tienes en mente. No tengas miedo en compartir tu idea. Todo el mundo tiene ideas geniales todos los días. Pero son muy, muy pocos los que realmente dedican el tiempo y esfuerzo necesario en desarrollarlas.
- Preventa. Esta es sin duda la que considero (con mucha diferencia) la mejor forma de validar. No hay nada que demuestre mejor el verdadero interés que una persona que paga por adelantado. Además, estas personas que apuestan por tu idea son la mejor fuente de conocimiento para preguntar y mejorar dicha idea.
Ahora, imaginemos que ya has validado tu idea y que quieras crear un producto o servicio online. A continuación, tienes un listado de formatos en los que vender esos maravillosos conocimientos y ayudar a cientos de miles de personas a resolver sus problemas.
#1 Ebook o libro electrónico.
Un ebook es un libro electrónico que combina texto y/o imágenes. Al ser digital, también puedes enlazar otro tipo de contenidos como audios, videos o sitios web.
Es uno de los infoproductos más sencillos de producir. Puedes utilizar cualquier procesador de texto como Word o Google Docs, y exportar el fichero en PDF.
Si escribes artículos de forma regular en un blog o en algún portal, puedes reutilizar ese contenido estructurándolo en capítulos, filtrándolo y estableciendo un hilo conductor.
El precio de venta no suele ser muy elevado y puede ir desde unos pocos euros hasta 40€ en el caso de libros más especializados.
Para vender tu ebook puedes hacerlo directamente en tu sitio web usando pasarelas de pago como Paypal o Stripe. Si usas WordPress también tienes disponibles plugins sencillos como WordPress Simple PayPal Shopping Cart.
Otra opción es vender tu libro electrónico en plataformas como Amazon o sitios especializados como Lulu y Blurb desde los que también se pueden solicitar copias impresas.
#2 Guías.
Si sabes hacer algo bien, analiza cómo lo haces y escríbelo. Observa los pasos que das para conseguir esos resultados, y explícalo de forma detallada en una guía. Lo ideal es que la guía responda a un problema específico y sea lo más concreta posible. Por ejemplo, una «guía para cerrar una venta telefónica» podría explicar cuáles son los pasos a la hora de contactar «a puerta fría» con un posible cliente.
Puedes crear una guía de la misma forma que con el ebook o usando algún programa como PowerPoint o Google Slides y exportando en PDF.
Normalmente, las guías suelen responder a un único reto muy específico. Facilitan solucionar esos problemas explicando los pasos que hay que dar y el orden de los mismos para ser más eficientes.
Una guía no suele ser extensa. Puedes pensar en la guía como si se tratase del capítulo de un libro.
En el caso de las guías, si piensas hacer varias, mi recomendación es venderlas a través de tu propio sitio web. Una guía suele tener un precio más reducido que un ebook y cuantos menos intermediarios y menos comisiones tengas, mejor.
#3 Checklist o listas de comprobación.
Los checklist también son muy útiles porque condensan mucho conocimiento de forma muy abreviada. Puede que no des valor a ese sabiduría, pero seguro que hay alguien con menos experiencia que agradecería estar seguro de que cuenta con todo lo que necesita. O también puede haber otro profesional con experiencia, que haga las cosas de forma diferente, y le gustaría saber cómo lo haces tú.
Imagina por ejemplo a alguien que enseñe a organizar eventos. Perfectamente podría ofrecer un checklist sobre las acciones o cosas a tener en cuenta antes, durante y después de la organización de un evento.
Puedes crear una lista de comprobación con cualquier editor de texto y exportarlo en PDF.
Puedes vender las listas de comprobación en tu sitio web de forma individual o incluso agruparlos todos y venderlos en paquete. También puedes ofrecerlos de forma gratuita como valor añadido con algún otro tipo de producto más caro.
Por ejemplo, un formador que enseñe fotografía podría facilitar varios checklists como estos: «material imprescindible para fotografía nocturna de naturaleza en invierno» o «checklist imprescindible para fotografía de bebés en interior». Aquí también puedes ver un ejemplo de checklist gratuito sobre marca personal por África Lucena.
#4 Cuaderno de trabajo (workbook).
De forma similar a una guía, un cuaderno de trabajo plantea los ejercicios necesarios para que el alumno pueda ir cubriendo los pasos con el fin de alcanzar un objetivo.
Normalmente el cuaderno de trabajo suele incluir espacios en blanco para que el usuario pueda ir completando la información que se genera con los ejercicios. Al ser un documento que la gente suele imprimir para poder escribir en él, te recomiendo que uses las dimensiones de una hoja estándar, tipo folio A4 (210 mm x 297 mm).
Por ejemplo, en el ámbito del desarrollo personal, un cuaderno de trabajo con ejercicios puede ser interesante para ayudar al alumno a reflexionar, aclarar sus ideas y determinar acciones a tomar.
También tienes el ejemplo de guía tipo cuaderno de trabajo escrita por David Díaz Robisco: «Enamora a tu cliente». O este de Raúl Hernández para planificar nuevos aprendizajes: Plan de autoaprendizaje.
#5 Plantillas.
Las plantillas son otra forma de poder facilitar a otros su trabajo e incluso montar un negocio desde cero.
Por ejemplo, alguien que haga formaciones sobre ciertas habilidades soft skills (comunicación, colaboración, creatividad, pensamiento crítico,…) podría vender presentaciones tipo PowerPoint personalizables para que las utilicen departamentos de recursos humanos.
También podrías vender plantillas personalizables de emails, cartas, informes, contratos de servicios, facturas, etc.
Habitualmente las plantillas se entregan como ficheros editables. Es decir, si vas a crear una plantilla para «ofrecer servicios de formación en empresas de forma efectiva» tendrás que facilitar el archivo original en Word o Powerpoint.
Ofrece siempre varios formatos en los que los usuarios puedan trabajar. Además de la suite Office de Microsoft puedes ofrecer los formatos de Google Suite.
Por ejemplo, TeachersPayTeachers es un sitio web donde profesores de todo tipo de asignaturas venden plantillas que otros profesores pueden personalizar para sus clases.
#6 Dinámicas.
Si se te dan bien crear ejercicios y dinámicas, esta también puede ser otra buena opción.
Hay muchos formadores que no tienen tiempo para andar buscando o diseñando este tipo de ejercicios, pero que sí les gustaría crear nuevas experiencias de aprendizaje.
En el documento explicando la dinámica al menos deberías incluir estos puntos:
- Objetivo de la dinámica. Qué aspectos se pueden trabajar con el ejercicio.
- Espacio y materiales necesarios. Qué requisitos de espacio son necesarios para llevar a cabo el ejercicio y si hace falta algún tipo de material.
- Antes (preparación). Qué cosas hay que hacer antes del ejercicio, cómo presentar la dinámica a los participantes.
- Durante (desarrollo). Cuando se realice el juego que cosas debemos tener en cuenta, qué es importante observar, etc.
- Después (conclusiones). Cómo se va a hacer la explotación/evaluación del ejercicio (debriefing). Qué preguntas podemos plantear a los participantes.
Por ejemplo, César García-Rincón es un formador que vende muchísimos tipos de dinámicas para que otros formadores puedan aplicarlas directamente en sus talleres.
#7 Herramientas.
En el artículo Regalos originales para formadores y facilitadores del aprendizaje mencionábamos la existencia de algunos kits de cartas orientados a facilitar la creación de historias o resolución de problemas.
Quizá también podrías plantearte diseñar algún tipo de herramienta para facilitar el aprendizaje de tus clientes o que ellos mismos puedan reproducir un determinado proceso o encontrar soluciones a algún problema.
Estas herramientas puedes diseñarlas para que el cliente las descargue, las imprima, las recorte y utilice. Por ejemplo este estupendo kit para la preparación de talleres de formación de Methodkit.
También puedes utilizar algún servicio externo de impresión que lo haga por tí como MakePlayingCards y que directamente envien el producto al comprador.
#8 Cuestionarios.
Los cuestionarios o tests online permiten ayudar a otros a analizar y alcanzar un conocimiento mayor de sus proyectos, empresas, o incluso de si mismos. Este mayor conocimiento se traduce en una mejor toma de decisiones. Si eres experto en algo quizá puedas crear un cuestionario con el que el usuario pueda evaluar cuál es su conocimiento sobre un tema o cuál es el estado en el que se encuentra dentro de un proceso de desarrollo.
Por ejemplo, un formador que enseña a emprendedores a montar su propio negocio y escalarlo, podría ofrecer un cuestionario de evaluación que en función de las respuestas diera recomendaciones sobre los próximos pasos o sobre qué cursos online realizar.
Para realizar este tipo de cuestionarios en línea puedes utilizar herramientas como Typeform, Google forms o si tienes tu propio sitio web en WordPress, plugins como Gravity forms o Ninja forms.
#9 Listado de recursos, bibliografía o directorios.
Si eres experto en algo seguramente tengas una buena colección de libros favoritos, sitios web interesantes, cuentas en redes sociales que merece la pensa seguir, aplicaciones útiles, directorio de contactos, etc.
Toda esta información que has acumulado durante años puede resultar muy valiosa para alguien que empieza. Es como la «chorbagenda» del Principe de Belair. Piensa en la cantidad de horas que esa persona puede ahorrarse.
Puedes crear tu listado de recursos con cualquier procesador de texto, incluir enlaces a los recursos y distribuirlo en PDF.
Si se trata de referencias que vas actualizando frecuentemente, también podrías crear una página web y restringir el acceso para aquellos que hayan pagado por el acceso. Por ejemplo, para WordPress el plugin Restrict Content Pro te permite filtrar el acceso al contenido perfectamente.
Por ejemplo, David Criado contaba en la entrevista Facilitar el cambio que había desarrollado un plan de autoaprendizaje basado en la lectura de una colección de libros seleccionados: Maestría en Acompañamiento y Dirección humanista de personas y organizaciones.
También tienes el ejemplo del estupendo directorio de herramientas para hacer crecer tu negocio de Guillem Santapau y Víctor Correal. Actualmente es un directorio gratuito pero perfectamente se podría monetizar y solicitar un pago para poder acceder a ese conocimiento.
#10 Resúmenes de libros.
Aunque es un placer poder leer un libro con calma, con el poco tiempo que tenemos todos en el día a día, a veces es imposible encontrar un rato para sentarse. Por eso ofrecer resúmenes de libros en tu área de conocimiento pueden ser también muy interesante.
Hay miles de libros ahí fuera hablando sobre temas en los que tu tienes experiencia. Tu criterio puede ayudar a que otros profesionales dediquen su tiempo en aquellas publicaciones que realmente aportan más valor, ahorrando mucho tiempo y dinero.
Hay sitios web como GetAbstract que ofrecen resumenes de libros. Pagando una cuota mensual puedes acceder a leer los resúmenes completos que suelen ser de unas 10 páginas o escucharlos en formato mp3. Estos resúmenes suelen incluir:
- Valoración. Una puntuación de 1 al 10, valorando la aplicabilidad, innovación (como de novedosas son las ideas planteadas) y estilo (facilidad de lectura).
- Recomendación. Un resumen del libro en unos pocos párrafos.
- Aprendizajes o «Take-Aways«. Ideas más importantes que llevarse.
- Resumen. Un breve resumen de cada capítulo con las ideas principales.
Te recomiendo que eches un vistazo al podcast gratuito Libros para Emprendores de Luis Ramos. Otro buen ejemplo es el Programa Flash Libros de Eugenio Oller. O también el caso de Nat Eliason que te ofrece acceso a las notas (resúmenes) de todos los libros que ha leído.
#11 Newsletter o boletín de pago.
Otra forma de compartir tus conocimientos es ofrecer un servicio de suscripción en el que periódicamente tus clientes puedan recibir contenidos relevantes.
Si no sabes qué puedes compartir piensa alguna de estas tres categorías: conocimientos, herramientas o inspiración.
Dentro de los conocimientos podrías compartir información de interés como explicaciones para profundizar en un tema, sitios web y libros interesantes, estrategias que puedan implementar, etc.
Como herramientas puedes compartir productos y servicios que tus clientes puedan utilizar o aplicar para obtener mejores resultados. Incluso, si se trata de herramientas de pago, puedes intentar contactar con los proveedores de dichas herramientas para conseguir descuentos especiales o periodos de prueba más extensos.
Y por último, en apartado de inspiración puedes compartir recursos, historias de superación o casos de éxito, que ayuden a tu cliente a visualizar un futuro mejor y estar más motivado.
Por ejemplo, Tiago Forte ofrece a través de un newsletter mensual contenidos exclusivos de su blog sobre productividad Praxis
#12 Foro o chat privado
El poder de las comunidades como herramienta de aprendizaje es brutal. El aprendizaje entre pares supera muchas veces a otras formas de aprendizaje. Podrías organizar una comunidad de profesionales en la que compartir recursos, plantear debates, informar de tendencias, etc.
Para el chat privado puedes crear tu propio sitio web con red social usando algún plugin cómo Buddy press. También puedes utilizar un grupo secreto de Facebook, un grupo privado de LinkedIn, o un grupo cerrado de Telegram o de Slack. Lo importante es que pienses dónde están ya tus usuarios y que sería lo más sencillo para ellos.
Por ejemplo, aunque no me gusta mucho Facebook, reconozco que tiene muchas cosas buenas. Una de ellas es que facilita muchísimo la creación de grupos y la participación en ellos. Muchísima gente tiene ya una cuenta de Facebook, lo utiliza con regularidad y está acostumbrada a escribir e interactuar en la herramienta.
En nuestro curso online sobre cómo crear Escape Rooms para formación uno de las cosas más valoradas por los alumnos es el acceso a un grupo exclusivo de facebook donde pueden participar, preguntar, compartir sus proyectos y recibir feedback.
#13 Podcast privado
Un podcast no es más que una serie de ficheros de audio que se publican de forma periódica. Podría decirse que es como un programa de radio pero que trata los temas que realmente te interesan.
El podcast es un formato que me gusta especialmente porque:
- Permite al usuario hacer otras cosas mientras escucha y aprende como conducir, hacer ejercicio, cocinar, etc.
- Al poder estar haciendo otras cosas, los episodios pueden ser más largos y da realmente da tiempo a profundizar en los temas. Yo me he aficionado ahora al podcast de Vivir al máximo de Angel Alegre con algunas entrevistas de más de dos horas.
- Es muy cómodo de usar. El usuario se suscribe al podcast y recibe una notificación con cada nuevo episodio publicado.
- Tiene un gran poder de conexión. Es un canal muy íntimo en el que de alguna forma hablas al oído de tu oyente y le acompañas.
El podcast es un formato que va a seguir creciendo y de hecho, ya muchas empresas creando sus propios podcast para conectar con sus clientes o incluso usándolos como herramienta de formación interna. Otra prueba de ello es que hace poco el gigante Spotify anunció la compra de un par de plataformas de podcasting.
Empezar un podcast es técnicamente sencillo. Usando un micro y un programa gratuito como Audacity es suficiente para empezar a grabar. Después necesitarás un servicio de hosting donde subir los ficheros mp3 (para el podcast de Learning Legendario yo uso Spreaker y estoy muy contento).
Si quieres saber más puedes leer el estupendo libro de Emilcar: Podcasting, así lo hago yo. Y si quieres profundizar más, te recomeidno el curso de mi maestro Oscar Feito, Podcasting Power.
Con la experiencia de mi podcast para formadores Learning Legendario, lo que más trabajo conlleva no es grabar en si la entrevista si no organizar la agenda para quedar con los entrevistados, estudiar a los invitados, ver qué han hecho para plantear las preguntas, estructurar esas preguntas para que el programa tenga ritmo y sentido, y por último, editar el audio y escribir las notas del programa con los recursos mencionados.
Plataformas como Ivoox ofrecen un programa de monetización, con el que puedes crear un podcast con episodios privados, que solo puedan ser escuchados por los clientes que paguen una suscripción mensual.
#14 Curso online.
Un curso en línea es un tipo de curso en el que el alumno puede acceder a los contenidos de aprendizaje a través de internet. Habitualmente muchos de estos cursos se componen de una serie de vídeos en los que se va presentando los contenidos y planteando ejercicios. Estos vídeos pueden estar subidos en tu propio sitio web, en un servidor de otros como Hotmart, o en un repositorio de cursos tipo Udemy.
Si tienes una presencia en internet y una comunidad creada, sin dudarlo optaría por subirlo el curso a tu propia web. O si no a una plataforma como Hotmart o Vidroop. Vas a tener mayor control y contacto con los participantes.
En plataformas como Udemy, Coursera o Lynda), estás poniendo tu curso con otros miles de cursos alrededor que compiten con el tuyo. También es verdad que si todvaía no te conoce nadie o acabas de empezar, estas plataformas pueden servirte como carta de presentación.
Muchos profesionales que hacen cursos en línea optan por la opción de grabar la pantalla del ordenador (por ejemplo una presentación) y su voz explicando las transparencias. Mi recomendación es que aparezcas tú. Aunque sea en una esquina en pequeño y aunque sea en algunos momentos. Al final las personas conectan con personas y tampoco buscamos «la muerte por powerpoint».
Si piensas lanzar un curso online te recomiendo escuchar las entrevistas Episodio 5 – Vivir de la formación online con Abel Aubone y Episodio 13 – Cómo vender formación online con Raúl Maraña de Hotmart.
#15 Canal de videos.
Al igual que en el caso de un podcast especializado, también podrías crear un canal de videos privados en los que compartir tus conocimientos de forma regular.
Herramientas como Patreon permiten crear sitios web de suscripción (membership sites) en la que los usuarios pagan una cuota mensual o anual por acceder a los contenidos. VimeoOnDemand también puede ser una buena solución.
Al igual que en el caso de la newsletter, una forma de plantear tu calendario editorial o qué contenidos compartir es el crear categorías en las que ir cubriendo información relevante (conocimientos), herramientas (habilidades) e inspiración (emociones).
#16 Sitio web de membresía (Membership site)
Quizá no hayas oido este término antes pero puede que ya estés suscrito a algún servicio de membresía. ¿Te suena Netflix o HBO?
Un membership site es un sitio web en el que los usuarios pagan una cuota periódica (mensual/anual) por acceder al producto o servicio. Habitualmente cuando hablamos de membership sites los usuarios tienen acceso a una serie de contenidos que pueden ser artículos, videos, audios, cursos, etc.
Como formador la ventaja que ofrece este tipo de modelo de negocio es que te asegura una serie de ingresos recurrentes (bueno para las coronarias). Sin embargo, para asegurar esos ingresos mes tras mes, es muy importante que entregues contenido de mucho valor para tus usuarios y de forma constante.
Un ejemplo de excelencia utilizando este modelo de negocio es Joan Boluda con sus cursos de marketing online. Por una cuota mensual de 10 € puedes acceder a cientos de cursos relacionados con el marketing online y la creación de negocios en internet. El año pasado me regalé una suscripción anual a sus cursos y me han servido muchísimo.
A otra escala, otros ejemplos de sitios web de membresía muy interesantes son Harvard Business Review, Medium o MindTools.
#17 Software y aplicaciones (apps)
¿Software? Sí software. Quizá posees un conocimiento que sería muy útil si puediera utilizarse como aplicación.
Posiblemente tendrás que contactar con alguna empresa o freelance que pudiera programar esa app y las ideas que tienes en la cabeza. Siempre puedes empezar buscando en Fiverr.
Por ejemplo, hace tiempo descubrí la aplicación Learn2Learn que está muy bien si te interesa todo lo relacionado con la habilidad de aprender a aprender. Si te fijas, es una forma de compartir el contenido que podrías compartir a través de otro medio como un libro o una web, pero en formato app. Esto lo hace mucho más interactivo.
#18 Coaching, mentoring y consultoría.
Aunque se trata de cosas muy distintas, estos son servicios que perfectamente puedes ofrecer de forma online ya mismo a través de tu página web.
Prácticamente con cualquier herramienta de videoconferencia tipo Zoom, Skype o Hangouts puedes empezar.
Incluso podrías utilizar herramientas como Calendly o YouCanBook.me para agendar automáticamente las citas. Así, el posible cliente puede ver que sesiones tienes disponibles y pagar para reservar una de ellas.
A corto plazo los servicios requieren mucho menos esfuerzo que crear un ebook y son una manera rápida de empezar a generar ingresos.
Sin embargo, estos servicios, aunque sean en línea y los puedas hacer cómodamente desde casa en pantuflas, pueden convertirse también en una nueva trampa. Al final implican un intercambio de tu tiempo por dinero. Y como tu tiempo es limitado no son escalables.
#19 Grupo mastermind.
Esto es algo que también se ha puesto de moda en los últimos años. Básicamente se trata de un grupo de personas, con retos distintos, que se reunen de forma periódica para compartir sus avances, dificultades y próximas acciones.
El éxito de estos grupos radica en que, de alguna forma, el grupo no solo te aporta ideas, puntos de vista diferentes, y aprendizajes. También te hace rendir cuentas con las acciones que dijiste que ibas a hacer.
Como formador, puedes ofrecer crear grupos mastermind y ayudar a moderarlos. En este estupendo artículo de Oscar Feito puedes encontrar más información sobre los grupos Mastermind.
#20 Ponencias y charlas en línea. Videconferencia, webinar, masterclass
Otra forma de compartir tu experiencia y conocimiento es a través de ponencias, webinars o clases magistrales (masterclass) en línea.
Normalmente, estas ponencias suelen tener lugar dentro de programas formativos o congresos online.
Si estás empezando, quizá no tengas caché suficiente para pedir mucho por tus servicios. Recuerda que no todo es cuestión de dinero. Quizá la participación con tu charla pueda darte a conocer a posibles nuevos clientes o mejorar tu posicionamiento como experto.
Además de en clientes habituales, piensa qué más personas podrían beneficiarse de tus servicios. Por ejemplo, en un master para emprendedores ¿por qué no se podría introducir una sesión sobre mindfulness para aprender a gestionar mejor el estrés y mantener el foco?
#21 Acompañamiento (shadowing) y entre bambalinas (behind the scenes).
Me flipan ver los documentales de cómo se hizo (making of) en los que explican como se ha hecho una película.
Si tienes éxito en tu negocio posiblemente otros profesionales estarían muy interesados en aprender contigo.
Si sabes hacer algo bien, podrías ofrecer un servicio en el que alguien te pueda acompañar en un día de trabajo como aprendiz y observar cómo lo haces. Durante el proceso de acompañamiento se pueden definir ciertos momentos o espacios para plantear y resolver dudas.
Imagina un consultor que se dedica a hacer consultoría a través de videconferencia y lo hace excelentemente bien. Este consultor podría ofrecer un servicio premium de acompañamiento en el que invitara al alumno a estar en directo conectado en una sesión de consultoría aprendiendo. Lógicamente, el cliente tendría que ser informado y dar su consentimiento. Incluso se le podría ofrecer algún tipo de descuento por aceptar.
Aunque el ejemplo es algo truculento, sería algo similar a lo que hacía el entrenador de citas interpretado por Jon Hamm en el episodio White Christmas de la serie Black Mirror, que va enseñando a varios alumnos conectados online como enseña a ligar a un cliente.
Este behind the scenes no tiene porqué ser en directo. También lo podrías hacer en otro formato. Por ejemplo, Joan Boluda y Alex Martinez combinan en el podcast AsiLoHacemos episodios grauitos y de suscripción en los que cuentan como es su día a día en los negocios que desarrollan.
#22 Congreso virtual.
Este es otro de los formatos que se ha hecho popular en los últimos años. Básicamente se trata de un evento virtual en el que el usuario puede disfrutar durante varios días de las charlas de muchos expertos.
Cada experto trata un aspecto diferente relacionado con el tema central del congreso, ofreciendo nuevos puntos de vista y una visión más amplia.
El acceso a las charlas suele ser gratuito y una vez finalizado el congreso se ofrece la opción de poder comprar un acceso a los contenidos (videos, audios, trasncripciones o resúmenes de las charlas).
Si te dedicas a la formación seguramente tengas contactos o conozcas otros profesionales a los que podrías recurrir para montar tu propio congreso virtual. Lo importante es asignar los temas de forma que los contenidos no se repitan y, sobre todo, que aporten valor al usuario final. Habitualmente, el beneficio que se lleva el profesional que colabora en el congreso es la visibilidad y acceso a la lista de suscriptores para poder promocionar sus servicios en el futuro.
Organizar bien un congreso virtual no es sencillo. Te recomiendo que investigues primero, participes en un par de congresos virtuales como asistente y si puedes, solicites ayuda a algún profesional que haya organizado antes uno (de forma exitosa).
Como ejemplo, el último congreso virtual al que asistí fue el II Congreso de Productividad Personal organizado por los amigos Mikel Nadal y David Carulla, en el que hubo charlas que estuvieron muy bien.
Y ahora, ¿qué formato debo utilizar?
«Bien Juanda. Y ahora que me has puesto la cabeza como un bombo, ¿cómo sé yo qué formato podría ser el más adecuado para vender mis conocimientos?»
Para que puedas responder a esa pregunta te recomiendo que pienses en las 3 Cs: el cliente, el contenido y tú, el creador.
El cliente.
Siempre recomiendo empezar el diseño de cualquier curso, dinámica, ejercicio, producto, servicio, etc. por el usuario final, el participante, el alumno, el cliente.
Si ya has validado una idea sobre qué conocimiento podrías compartir, intenta imaginar cuál sería la mejor experiencia de aprendizaje.
Te recomiendo que pienses en ese alumno como si fuera una persona real. Ponle un nombre y apellidos, decide cuál es su trabajo, piensa cómo es su entorno familiar y social, y qué hábitos, gustos y aficiones tiene. Se trata de que a la hora de responder a las preguntas tengas tu «modelo persona» y te sirva de referencia para tomar decisiones.
Una vez que ya sabes quién es tu alumno ideal o prototipo (el quien, who), puedes continuar con el resto de las W’s (what, when, where, how, why):
- ¿Qué tiempo va a poder dedicar?
- ¿Cuándo y cada cuánto va a poder consumir los contenidos?
- ¿Dónde van a estar? ¿Requerirá conexión a internet?
- ¿Cómo va a consumir (leer, escuchar, ver) el contenido y/o participar (foro, chat, videconferencia)?
- ¿Por qué y para qué quiere aprender lo que yo ofrezco?
Por ejemplo, si estuviéramos pensando en lanzar un curso de ventas para comerciales que se pasan el día en la carretera, posiblemente un formato tipo podcast, sería mucho más fácil de consumir que un curso online en el que tuvieran que conectarse a internet con una buena conexión para ver los videos.
Pensando en las necesidades de tu alumno puede que ya hayas descartado algunos tipos de formatos.
El contenido.
El tipo de contenido que quieras compartir va a determinar en parte qué formato utilizar.
Hay contenidos que son mucho más fáciles de explicar en un formato que en otro. Por ejemplo, imagina un guitarrista que quiere enseñar a otros online. Podría escribir un ebook explicando con todo detalle cómo colocar las manos y cómo deben sonar las cuerdas. Sin embargo le será mucho más fácil explicarlo en un video.
Por otra parte, hay otros contenidos que perfectamente se pueden transmitir de forma indistinta a través de cualquier medio (texto, audio o video).
Hay contenidos que requieren una actualización cada poco tiempo y otros que son perennes (los que llaman evergreen). En el caso de que sean contenidos que cambian muy rápidamente, posiblemente sea más interesante un modelo de suscripción en el que puedas ir actualizando a los alumnos con los cambios o un modelo de servicio, en que alguien te puedan plantear sus retos en ese momento concreto.
El creador.
A estas alturas ya deberías tener una selección de los formatos que mejor se adaptan a tu cliente ideal y a tus contenidos.
Es hora de hacer el filtrado final en función de tus posibilidades y preferencias. Las preguntas que deberás responder en este punto son:
- ¿Qué esfuerzo puedo invertir en desarrollar este formato? (tiempo y/o dinero).
- ¿Puedo/quiero crear contenido de forma regular en caso de ser necesario?
- ¿De qué tiempo dispongo en el caso de que quisiera ofrecer servicios online?
- ¿Puedo conciliarlo con otras actividades, trabajo, familia, vida social, etc.?
- ¿Cómo me voy a posicionar? Quiero vender a pocos a un precio elevado o a muchos a un precio bajo.
- ¿Tengo experiencia y conocimientos suficientes para cubrir los contenidos?
- ¿Necesito desarrollarme o buscar colaboradores?
- ¿Sé tecnológicamente cómo hacerlo? ¿Necesito aprender yo o buscar colaboradores?
- ¿Me sentiré bien delante de un micrófono o de una cámara de video? (Esta la respondo yo: No. Te hará falta practicar y practicar. Y entonces, sí, te sentirás bien.)
Antes de descartar cualquier posibilidad
No descartes un posible negocio porque sientas que te falta algo al responder a las preguntas anteriores. En general:
- Si te falta tiempo pero tienes dinero quizá puedas encontrar un colaborador que haga ciertas tareas por ti.
- Si tienes tiempo pero no tienes dinero, quizá sea el momento de aprender nuevas habilidades. En internet tienes todo lo que necesitas. No estará tan ordenado como en un curso online o en un libro, pero toda la información que necesitas está en Internet si sabes buscar. Míralo como una oportunidad de crecimiento personal y profesional.
- Si no tienes tiempo ni dinero, intenta generar ingresos con servicios lo antes posible.
- Y si tienes tiempo y dinero, ¡vaya suerte! Puedes permitirte el lujo de ir a tu ritmo. Pero también es una situación trampa. Cuando no tienes esa sensación de urgencia (¡necesito generar dinero para comer!) encontrarás mil excusas para retrasar el empezar (necesito aprender X, necesito conocer a Y, necesito hacer ir a un congreso de Z, etc.).
Por último, si tienes varias opciones entre las que escoger te recomiendo que utilices la matriz de esfuerzo/impacto. Así podrás valorar de una forma visual que formato o iniciativas podrían requerirte un mayor esfuerzo (inversión de tiempo, desarrollo del contenido, habilidades técnicas necesarias, etc.) y el impacto (puedes verlo como el beneficio que obtendrías a corto o a largo plazo).
El precio de los productos digitales.
¿Qué precio le pongo a mi producto o servicio en línea? Esta es una de las primeras preguntas que te surgirán.
En una formación tradicional presencial, muchos formadores calculan el precio a partir de las horas de trabajo que les lleva la preparación del curso y la realización, variando el precio según el número de alumnos.
En el campo de los productos digitales o infoproductos, el precio no depende directamente de las horas que hayas dedicado a prepararlo. Y ahí es donde radica la magia de los productos digitales.
Principalmente tendrás que decidir el precio de tu producto en función de estas dos consideraciones:
- ¿Cuál es el valor del problema que resuelve tu alumno si aplica los conocimientos que le has enseñado? Cómo de importante y urgente es para tu cliente resolver ese problema o superar un reto.
- ¿Cuál es el precio de productos similares alternativos al tuyo ahora mismo en el mercado? A cuánto se están vendiendo otros infoproductos o servicios que también solucionan ese problema.
Si te interesa este tema, házmelo saber y lo trataré un próximo artículo.
Algunas últimas recomendaciones
- El contenido siempre tiene que ser bueno, de calidad, aplicable, práctico, resolver problemas concretos y guiado. Los pasos deben estar lo suficientemente detallados para que el alumno que los siga (y hagas los ejercicios que propongas) obtenga resultados similares.
- Antes de vender, da a probar. Igual que en una degustación, ofrece contenidos (artículos en un blog, posts en LinkedIn, videos, podcast, etc.) para que los posibles clientes puedan conectar y conocer mejor lo que ofreces. Y este contenido gratuito tiene que ser de la mejor calidad, sin reservas.
- Validar, validar y validar. Si lo que quieres es vender tus conocimientos, no deberías empezar a crear algo y dedicar tu valiosos tiempo sin validadr primero el interés y el potencial de tu idea. Si lo haces como afición o por amor al arte entonces puedes permitirte no validar.
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La escalabilidad es la clave para escapar del intercambio de tiempo presente por dinero. Es verdad que si cobras la hora de consultoría a 300 € no está mal, pero no se trata de pensar cuánto dinero puedes hacer. Se trata de pensar cuántas personas más se podrán beneficiar con tus conocimientos si haces algo escalable. Los servicios están bien para empezar, pero son difíciles de escalar.
- No aspires a la perfección. Siempre va a haber algo que no sabes, algo que podrías mejorar, un inconveniente, etc. Como decía Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn, «si pasados unos años, miras atrás, y no te avergüenza la primera versión de tu producto, es que lo lanzaste muy tarde«.
Si has llegado hasta aquí leyendo, ¡enhorabuena!
Espero poder haberte dado algunas ideas sobre qué formatos de productos digitales (infoproductos) y servicios puedes utilizar para vender online esos conocimientos que tienes y sacarle un mayor rendimiento a tus formaciones.